Boletin SOSDOM, Año 1, No. 4

El razonamiento hoy


El joven de hoy es el resultado de unas formas de vida que resultaron de cambios sociales profundos: la llamada liberación femenina (y con ella la salida diaria al trabajo de las madres, que deben dejar a sus bebes en manos de otra persona que no puede darle el seno ni tampoco mucho afecto), la propagación del consumo diario de alimentos procesados, el empleo masificado de químicos (pinturas o esmaltes de pared, recipientes no naturales, desodorantes y cosméticos en general), utilización progresiva de maquinas contaminantes del ambiente (autos, aeronaves, acondicionadores de aire, estufas de gas), desarrollo intensivo de actividades alteradoras del equilibrio biológico en la naturaleza (extracción de materiales en los ríos, exploraciones sucesivas del ambiente natural, explotación sin control de recursos como el petróleo)…

Lo que hemos logrado con todo ello es un hombre afecto de deficiencias nutricionales crónicas y progresivas y lesionado por innúmeras sustancias que la sociedad ha estado usando sin mirar atrás. Y esto ha resultado porque el organismo es un algo tan natural y tan necesitado de los elementos que le son connaturales como lo es la tierra y todo el medio ambiente en que nos desenvolvemos.

En palabras mas claras, el ser humano es uno con la tierra, el agua y el aire, pues tan pronto alguno de ellos se desequilibra los demás también tienden a desestabilizarse en su composición y en su funcionamiento. El funcionamiento mental, en particular, del joven (20 a 40 años de edad) de hoy deja mucho que desear. El mismo presenta una serie de alarmantes manifestaciones impropias de un sistema nervioso saludable que se verifican por segmentos.

Dichas manifestaciones incluyen irritabilidad, estrés ajeno a situaciones, lentitud del pensamiento, dificultad para la coordinación de ideas, falta de dominio del lenguaje, problemas para la comprensión del lenguaje escrito, grandes dificultades para la concentración mental y otras alteraciones mas, como la incapacidad para el discernimiento en el comportamiento social.
En toda la vida de las sociedades humanas ha ocurrido algo de esto, pero la proporción en que se experimenta actualmente parece fuera de lo esperado.

Como resultado de uno o mas problemas de los referidos en el párrafo anterior obtenemos razonamientos ilógicos en la gran mayoría de quienes los manifiestan, lo cual constituye un impulso a la perpetración de sus causas. De modo que lo que pueda aportar cada individuo en bien de su preservación particular podría favorecerlo a largo plazo a él mismo y al resto de sus congéneres, pues nada de lo que hacemos resulta indiferente ni a la sociedad ni a la naturaleza.
Usted y lo que consume

¿Qué consume usted? Usted consume una tan inmensa variedad de sustancias que ni siquiera sospecha. Esto así porque inclusive el vehículo que toma para llegar a su lugar de trabajo es parte de las mismas.

Por ejemplo, su auto esta hecho con una infinidad de sustancias químicas que entran en contacto estrecho con usted en la medida en que lo usa. Inclusive, la tecnología aplicada a su vehículo por el fabricante podría no ser adecuada y ponerle en contacto con ciertos componentes nocivos a su salud tanto física como mental. Es como para asustarse, pero es noticia frecuente que empresas deben sacar del mercado productos nocivos a los usuarios.

Dado el alto número de riesgos a que nos exponemos en la sociedad urbana y rural de hoy, lo más aconsejable es mantenerse alerta sobre la composición de los productos que usamos o utilizamos.
Menú del sol


Galletas de linaza y comino

250 g de copos de avena, 20 g de linaza, 250 g de harina integral, 50 g de aceite batido en frío, anís comino a discreción, un poco de sal marina, una cucharadita de azúcar y una de polvo de levadura.

Los copos de avena y la linaza se dejan en agua de seis a ocho horas y después se amasan con los demás ingredientes. La pasta se extiende en una capa delgada, se corta en galletas o bizcochos y se pone al horno a fuego lento.

Ensaladas: las flores del mediodia

A su plato básico del mediodía el dominicano le llama “la bandera dominicana”. Esto se refiere a: arroz, carnes y habichuelas. Es una metáfora simple, pero certera: el conjunto de alimentos a que se refiere de algún modo nos sostiene para seguir viviendo, es algo que no falta, algo que de lejos o de cerca todos conocemos y poseemos, como la bandera, que da señales de la existencia de la nación.

Pero según las posibilidades económicas, el dominicano agrega algo a este plato básico. Generalmente es una ensalada de vegetales. Esta ensalada es como el agregado de la dignidad y el orgullo, porque da al almuerzo un carácter especial de solución de una necesidad y de un lujo. Así, el arroz, las carnes y las habichuelas cubren la necesidad; la ensalada, el lujo.

Sin embargo, la ensalada tiene realmente un cometido superior, al proporcionar los vegetales que la componen una serie de elementos nutritivos imprescindibles para un bien funcionamiento del organismo, como son los minerales y las vitaminas. Ningún alimento posee tantos minerales y vitaminas como los vegetales y las frutas, sobre todo si se encuentran crudos.

Una ensalada de vegetales es el complemento perfecto de la “bandera dominicana”, porque contribuye de modo definitivo a determinar lo que se llama una “alimentación balanceada”.

Lamentablemente, como nuestra escuela es deficiente en ciertos aspectos, la educación no instruye lo suficiente sobre estos aspectos y consumimos mal los vegetales de nuestra ensalada del mediodía. Es cierto que los vegetales son comprados en abundancia y hasta son preparados y servidos con el almuerzo, pero cometemos varios errores significativos frente a esa parte tan útil de nuestra comida diaria principal.

El primer error que cometemos en relación con la ensalada de nuestro almuerzo es el de posponerla. Generalmente no consumimos la ensalada al comenzar a comer, que sería lo correcto, ya que la ensalada de vegetales tiene, además de nutrir, el papel de estimulante digestivo al ayudar a la liberación del jugo gástrico. Este jugo es la garantía de una adecuada digestión y la consecuente asimilación de la misma ensalada y los demás alimentos a que acompaña.

Comer una buena cantidad de ensalada antes de iniciar la ingestión del resto de los alimentos nos ayuda inclusive a prevenir la obesidad, pues los vegetales no la producen, y si ocupamos buena parte del espacio del estómago con dichos vegetales, tendríamos la posibilidad de necesitar menos arroz y menos carnes, que son los principales provocadores de la acumulación de grasas en el cuerpo del dominicano, sin mencionar los postres a base de dulces preparados con azúcares.

Otro error al servirnos la ensalada de vegetales es el de no consumirla, o consumirla a medias. Esto es lo que da a la ensalada el aspecto de un simple lujo, y al hecho de introducirla como parte de nuestro almuerzo, el de un simple acto de orgullo, como si quisiéramos mostrar un poder económico que quizá no poseamos del todo. Así, los vegetales se convierten en una especie de flores que llevamos a la mesa para decorarla, para satisfacer un vano capricho.

Los vegetales tienen, además del de nutrir, un efecto purificador del organismo gracias a los líquidos que contienen, y una acción alcalinizadora muy favorable a la salud general. Aceptamos que usted los sirva orgullosamente, pero no deje de llevarlos a su boca antes que todo y consiga así no sólo una mejor digestión, sino también una alimentación más completa por el buen balance que proporcionan al plato que reposa en su mesa.