El razonamiento hoy
El joven de hoy es el resultado de unas formas de vida que resultaron de cambios sociales profundos: la llamada liberación femenina (y con ella la salida diaria al trabajo de las madres, que deben dejar a sus bebes en manos de otra persona que no puede darle el seno ni tampoco mucho afecto), la propagación del consumo diario de alimentos procesados, el empleo masificado de químicos (pinturas o esmaltes de pared, recipientes no naturales, desodorantes y cosméticos en general), utilización progresiva de maquinas contaminantes del ambiente (autos, aeronaves, acondicionadores de aire, estufas de gas), desarrollo intensivo de actividades alteradoras del equilibrio biológico en la naturaleza (extracción de materiales en los ríos, exploraciones sucesivas del ambiente natural, explotación sin control de recursos como el petróleo)…
Lo que hemos logrado con todo ello es un hombre afecto de deficiencias nutricionales crónicas y progresivas y lesionado por innúmeras sustancias que la sociedad ha estado usando sin mirar atrás. Y esto ha resultado porque el organismo es un algo tan natural y tan necesitado de los elementos que le son connaturales como lo es la tierra y todo el medio ambiente en que nos desenvolvemos.
En palabras mas claras, el ser humano es uno con la tierra, el agua y el aire, pues tan pronto alguno de ellos se desequilibra los demás también tienden a desestabilizarse en su composición y en su funcionamiento. El funcionamiento mental, en particular, del joven (20 a 40 años de edad) de hoy deja mucho que desear. El mismo presenta una serie de alarmantes manifestaciones impropias de un sistema nervioso saludable que se verifican por segmentos.
Dichas manifestaciones incluyen irritabilidad, estrés ajeno a situaciones, lentitud del pensamiento, dificultad para la coordinación de ideas, falta de dominio del lenguaje, problemas para la comprensión del lenguaje escrito, grandes dificultades para la concentración mental y otras alteraciones mas, como la incapacidad para el discernimiento en el comportamiento social.
En toda la vida de las sociedades humanas ha ocurrido algo de esto, pero la proporción en que se experimenta actualmente parece fuera de lo esperado.
Como resultado de uno o mas problemas de los referidos en el párrafo anterior obtenemos razonamientos ilógicos en la gran mayoría de quienes los manifiestan, lo cual constituye un impulso a la perpetración de sus causas. De modo que lo que pueda aportar cada individuo en bien de su preservación particular podría favorecerlo a largo plazo a él mismo y al resto de sus congéneres, pues nada de lo que hacemos resulta indiferente ni a la sociedad ni a la naturaleza.
El joven de hoy es el resultado de unas formas de vida que resultaron de cambios sociales profundos: la llamada liberación femenina (y con ella la salida diaria al trabajo de las madres, que deben dejar a sus bebes en manos de otra persona que no puede darle el seno ni tampoco mucho afecto), la propagación del consumo diario de alimentos procesados, el empleo masificado de químicos (pinturas o esmaltes de pared, recipientes no naturales, desodorantes y cosméticos en general), utilización progresiva de maquinas contaminantes del ambiente (autos, aeronaves, acondicionadores de aire, estufas de gas), desarrollo intensivo de actividades alteradoras del equilibrio biológico en la naturaleza (extracción de materiales en los ríos, exploraciones sucesivas del ambiente natural, explotación sin control de recursos como el petróleo)…
Lo que hemos logrado con todo ello es un hombre afecto de deficiencias nutricionales crónicas y progresivas y lesionado por innúmeras sustancias que la sociedad ha estado usando sin mirar atrás. Y esto ha resultado porque el organismo es un algo tan natural y tan necesitado de los elementos que le son connaturales como lo es la tierra y todo el medio ambiente en que nos desenvolvemos.
En palabras mas claras, el ser humano es uno con la tierra, el agua y el aire, pues tan pronto alguno de ellos se desequilibra los demás también tienden a desestabilizarse en su composición y en su funcionamiento. El funcionamiento mental, en particular, del joven (20 a 40 años de edad) de hoy deja mucho que desear. El mismo presenta una serie de alarmantes manifestaciones impropias de un sistema nervioso saludable que se verifican por segmentos.
Dichas manifestaciones incluyen irritabilidad, estrés ajeno a situaciones, lentitud del pensamiento, dificultad para la coordinación de ideas, falta de dominio del lenguaje, problemas para la comprensión del lenguaje escrito, grandes dificultades para la concentración mental y otras alteraciones mas, como la incapacidad para el discernimiento en el comportamiento social.
En toda la vida de las sociedades humanas ha ocurrido algo de esto, pero la proporción en que se experimenta actualmente parece fuera de lo esperado.
Como resultado de uno o mas problemas de los referidos en el párrafo anterior obtenemos razonamientos ilógicos en la gran mayoría de quienes los manifiestan, lo cual constituye un impulso a la perpetración de sus causas. De modo que lo que pueda aportar cada individuo en bien de su preservación particular podría favorecerlo a largo plazo a él mismo y al resto de sus congéneres, pues nada de lo que hacemos resulta indiferente ni a la sociedad ni a la naturaleza.
Usted y lo que consume
¿Qué consume usted? Usted consume una tan inmensa variedad de sustancias que ni siquiera sospecha. Esto así porque inclusive el vehículo que toma para llegar a su lugar de trabajo es parte de las mismas.
Por ejemplo, su auto esta hecho con una infinidad de sustancias químicas que entran en contacto estrecho con usted en la medida en que lo usa. Inclusive, la tecnología aplicada a su vehículo por el fabricante podría no ser adecuada y ponerle en contacto con ciertos componentes nocivos a su salud tanto física como mental. Es como para asustarse, pero es noticia frecuente que empresas deben sacar del mercado productos nocivos a los usuarios.
Dado el alto número de riesgos a que nos exponemos en la sociedad urbana y rural de hoy, lo más aconsejable es mantenerse alerta sobre la composición de los productos que usamos o utilizamos.
¿Qué consume usted? Usted consume una tan inmensa variedad de sustancias que ni siquiera sospecha. Esto así porque inclusive el vehículo que toma para llegar a su lugar de trabajo es parte de las mismas.
Por ejemplo, su auto esta hecho con una infinidad de sustancias químicas que entran en contacto estrecho con usted en la medida en que lo usa. Inclusive, la tecnología aplicada a su vehículo por el fabricante podría no ser adecuada y ponerle en contacto con ciertos componentes nocivos a su salud tanto física como mental. Es como para asustarse, pero es noticia frecuente que empresas deben sacar del mercado productos nocivos a los usuarios.
Dado el alto número de riesgos a que nos exponemos en la sociedad urbana y rural de hoy, lo más aconsejable es mantenerse alerta sobre la composición de los productos que usamos o utilizamos.
Menú del sol
Galletas de linaza y comino
250 g de copos de avena, 20 g de linaza, 250 g de harina integral, 50 g de aceite batido en frío, anís comino a discreción, un poco de sal marina, una cucharadita de azúcar y una de polvo de levadura.
Los copos de avena y la linaza se dejan en agua de seis a ocho horas y después se amasan con los demás ingredientes. La pasta se extiende en una capa delgada, se corta en galletas o bizcochos y se pone al horno a fuego lento.
Galletas de linaza y comino
250 g de copos de avena, 20 g de linaza, 250 g de harina integral, 50 g de aceite batido en frío, anís comino a discreción, un poco de sal marina, una cucharadita de azúcar y una de polvo de levadura.
Los copos de avena y la linaza se dejan en agua de seis a ocho horas y después se amasan con los demás ingredientes. La pasta se extiende en una capa delgada, se corta en galletas o bizcochos y se pone al horno a fuego lento.